El proyecto se inspira en la interacción de culturas, tiempos y lenguajes de Jerusalén, buscando respetar y reinterpretar la historia, transformando la dificultad en una virtud creativa. Conceptualmente, resume la estructura de la ciudad antigua y recrea metafóricamente el suelo resquebrajado para resolver la complejidad programática. La propuesta pretende satisfacer las necesidades del programa universitario y recuperar un espacio verde degradado, con un diseño horizontal, anónimo y sintético que busca generar una conversación urbana inspiradora. Morfológicamente, se organiza bajo un elemento sólido y moldeable que controla la iluminación natural, contrastando con la transparencia de las estructuras internas, donde el programa se distribuye en dos niveles de interacción: planta baja y cubierta utilizada como parque, con un patrón laberíntico y matemáticamente calibrado de espacios vinculados por corredores transparentes.