El edificio del Marq se encuentra en una ubicación estratégica en Buenos Aires y posee una presencia icónica, impregnada por la fuerte identidad de su arquitectura ferroviaria. Para su ampliación, se contrapone un edificio liviano y metálico, abovedado, que recuerda las bóvedas de la estación de trenes de Retiro, relacionándose con el existente pero sin tocarlo, acentuando la tensión que los une. Asimismo, se ha reflexionado sobre la vinculación del predio con su contexto, aprovechando para conectarlo con el reciente proyecto ganador del Centro de Convenciones de la ciudad y convertirlo en la proa de un gran parque unificado. El nuevo pabellón es una caparazón ciega que solo se abre al ciprés central, iluminando su interior protegido del sol y conectándolo visualmente con las expansiones exteriores, mientras el deck que lo rodea concentra las actividades al aire libre.